Punto de Encuentro

REFLEXIONES SOBRE NUESTRO VECINO

En el último artículo que publiqué en Punto de Encuentro (Bajo los Ojos Extranjeros del 25 de noviembre), tuve la oportunidad de comentarles acerca de la relación epistolar que sostuve con un amigo a través de la cual le informaba sobre algunas características del sistema electoral peruano y de como producto de este intercambio, saqué algunas conclusiones sobre cómo nos veían en el extranjero en el aspecto electoral.

Permítanme ahora plantear la figura inversa, es decir, les relataré mi opinión acerca de los alcances de una elección extranjera.

Quienes tenemos ya un tiempo en el mundo electoral pensamos que las elecciones, los sistemas electorales y los tipos de elección, son similares dentro de una geografía compartida como la latinoamericana, sin embargo, ello no necesariamente es así, pues la semana pasada integré de la misión de observadores que destacó UNASUR en Bolivia, país donde se llevaron a cabo elecciones judiciales, tipo de elección que no es común al resto de países de la región.

Estoy seguro querido lector que usted se preguntará a que me refiero cuando menciono “elecciones judiciales”, pues bien, lo sacaré de la duda. En Bolivia por mandato legal, se eligen por voto popular quienes serán los representantes del Consejo de la Magistratura (CM), Tribunal Agroambiental (TA), Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), constituido por el Órgano Judicial y el Tribunal Constitucional Plurinacional (TCP).

Dicho esto, también estoy seguro que su primera reacción será de sorpresa y no le faltará razón pues Bolivia es el único país latinoamericano que lleva a cabo elecciones de tal naturaleza.

Asumo también que pensara dónde quedó la meritocracia, pues cargos de tal envergadura como representantes ante la Corte Suprema, Tribunal Constitucional o de la Academia de Magistratura por equipararlos a sus similares en el Perú, requieren necesariamente de un proceso de evaluación que rinda escrupulosa y estricta atención a los méritos y virtudes de quienes quieren postular a tan importantes cargos. No cualquiera puede llegar a ellos.

En este sentido entiendo también que usted podrá cuestionarse respecto a la idoneidad de dichas elecciones, pues bajo el mandato del voto popular podría elegirse prácticamente a cualquier persona, dejando de lado aquellos que por méritos propios ya sean académicos o profesionales merecerían acceder a dichos cargos. En ese sentido déjeme aclararle que eso no es así, pues no todos pueden postular en dicha elección. Para ello se requiere el cumplimiento de una serie de requisitos los cuales serían los mismos que si se tratase de un concurso público de méritos.

Entiendo también que se cuestionará la elección de altos magistrados en un proceso electoral, pues seguramente estará pensando que aquella persona que tenga mayor dinero para hacer una campaña electoral será seguramente quien gane la elección, lo que favorecería el ingreso de dinero negro en la campaña y la posterior devolución de favores una vez electo el candidato favorecido con el financiamiento.

Déjeme desilusionarlo querido del lector, en las elecciones judiciales bolivianas está prohibida la campaña electoral por parte de los candidatos, estos no pueden hacer ningún tipo de propaganda y la única campaña permitida, es aquella que lleva a cabo el propio organismo electoral para difundir a los candidatos; asimismo, existe un escrupuloso control de medios de modo tal que si un medio de comunicación invita a un candidato, estará obligado también a invitar a los demás y darles a estos el mismo tiempo que le dio al primero.

Dicho en otras palabras, para postular se requiere una serie de requisitos, el procedimiento de selección implica la verificación del cumplimiento de estos, asimismo los aspirantes deberán rendir una prueba escrita y luego una entrevista y solamente quienes pasen estos filtros, podrían ser considerados como aptos para participar en la elección.

Volviendo al Perú y tomando en cuenta que el sistema de nombramiento de magistrados en nuestro país obedece a un procedimiento llevado a cabo por una institución cuyos miembros no son necesariamente abogados y que ello ocurre en procesos no siempre transparentes, a lo que habría que agregar que el Poder Judicial es una de las instituciones con mayor rechazo ciudadano, me pregunto si no podemos cuando menos analizar la posibilidad de migrar a un sistema de nombramiento de autoridades judiciales distinto, donde quizás el boliviano podría ser la primera mirada a tomar en cuenta. Dejo abierto el debate.

 

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