Los golpes infringidos a nuestra débil democracia por la candidatura de Julio Guzmán, nos dejarán varios grandes “moretones” a juego con el morado característico de TPP.
Primer golpe: TPP nunca tuvo debidamente registrado en el ROP (Registro de Organizaciones Políticas) su correspondiente Tribunal Nacional Electoral (TNE). Así, cuando eligió a Julio Guzmán y sus dos vicepresidentas, dicho TNE oficialmente no existía y, por ende, no tenía competencias de ningún tipo (ni legales ni formales) para nombrar candidatos. Segundo golpe: cuando TPP intentó regularizar a posteriori dicha inscripción, se le denegó por defecto de forma, porque uno de los cinco miembros de su TNE no era militante/afiliado. Finalmente, el golpe mortal: a TPP sólo le quedaba reelegir su plancha, pero ya se encontraban fuera de plazo para repetir el proceso de designación… En resumen: TPP quedaba tumbado en la lona, ¡técnicamente K.O (noqueado)!, no podía de ninguna manera, participar en la carrera electoral.
Pero TPP empezó su campaña “como si nada” pasara, ya que tramitaba apelaciones. Primero, ante el Registro de Organizaciones Políticas (ROP), que denegó la solicitud de regularización de su plancha (5.1.1 de su Resolución 001-2016). Posteriormente, TPP presentó un “recurso extraordinario” ante el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), que lo desechó. Mientras, la campaña de TPP triunfaba en dos frentes: el mediático y el de las encuestas. De forma que, las encuestas que inicialmente decían que no le conocía nadie en provincias, que no tenía penetración alguna en el mundo rural, o que D y E no le apoyaban, cambiaron drásticamente, por “arte de magia”, para pasarlo del pelotón de rezagados, a un 5° puesto. Pocos días después, ni había ido a provincias, y ya tenía un fortísimo apoyo, incluso en la sierra sur… Pese a que su campaña empleaba casi exclusivamente internet (no tiene spots radiales, ni televisivos, ni anuncios en prensa), en diez días más, ya ocupaba el 2° puesto, siendo el favorito para disputar la segunda vuelta con Keiko. Finalmente, cual bálsamo reparador, surgió un tweet de Nadine: “… déjense de leguleyadas y permítanle candidatear”. Y el muerto resucitó milagrosamente, mediante un recurso de TPP en el JEE (que es una instancia inferior al JNE) que Si le dio la razón, basándose en una “declaración jurada” del miembro no militante, que dice que si era militante (aunque oficialmente nunca estuvo inscrito). Además, el JEE primó la representatividad popular de la candidatura de TPP al criterio de la debida inscripción de su TNE. ¡¿Creará esto jurisprudencia?! ¿Podrá la “simpatía” sustituir al marco legal? Los restantes candidatos condenaron la irregularidad (PPK, AGP, Toledo…), e incluso dos partidos plantearon tachas (Solidaridad y Orden). Ahora el JNE tiene que resolver 11 recursos en contra (por eso realmente Távara se siente “amenazado de muerte”).
¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Pareciera que en vez de vivir en democracia, vivimos en una “encuestocracia” donde los que “realmente” votan son 5 encuestadoras privadas que nadie fiscaliza, y un conglomerado mediático que controla el 78% de la prensa escrita y el 37% de la cuota de pantalla, seguido del nuevo conglomerado televisivo (Latina y Panamericana) con otro 36%.
Por el bien institucional del Perú, el JNE debe hacer cumplir la ley. Julio podrá repetir su candidatura en las elecciones próximas, debidamente inscrito.