Punto de Encuentro

Reflexiones sobre Dostoievski en el 140 aniversario de su muerte

La inmensidad de Dostoievski amonesta a los escritores, permanentemente, sobre todo, cuando no se le lee o cuando no se le sigue la pista o, por lo menos, cuando se teme al tránsito por el camino tan despiadado que nos propuso en su obra. Sí, esta es una primera impresión pero según las producciones literarias habituales en las últimas décadas pareciera que en los predios literarios nadie lee al gran ruso. En Perú, ni hablar. Y, sin embargo, hace 140 años, en el momento de su muerte, muy pocos escritores en todo el mundo podrían haberse puesto a la par.
Debe ser que por tantos estudios literarios entregados vanamente al olvido o a la vanidad se cree que cada época tiene sus representantes y que el canon es un invento de los grupos de poder u otras cosas por el estilo pero todas esas especulaciones desestiman la intuición y la capacidad estética o gustativa de los lectores y, sobre todo, la de los escritores que son los que deben mandar y no los críticos. Supercherías. Hay gente que está en el canon por fuerzas ajenas a la literatura y otros que permanecen fuera del canon por las mismas razones pero, creo, que, si borráramos el nombre de Dostoievski de todas sus obras y los propusiéramos como textos anónimos o como textos recién creados el impacto sería el mismo. Claro está que esto puede objetarse desde que ya van casi dos siglos desde la primera incursión del buen Fiodor en la noósfera o en el mundo de la literatura y la cultura y, de alguna forma, su impronta ha pasado a estar muy bien establecida en la sociedad pero, aun así, el prodigio de su potencia narrativa y su indagación acerca de los fundamentos de la humanidad solo pueden provocar estremecimientos, primero, y luego una forma de sabiduría que pareciera haberse adquirido a martillazos.
Leer a Dostoievski es, en este sentido, terrible, pues es de los pocos autores que prácticamente golpea a sus lectores y eso no es un placer masoquista sino un entrenamiento para volvernos más fuertes o más conscientes, algo que, a estas alturas, viene a ser prácticamente lo mismo pues hay que tener mucha fortaleza para atrevernos a ver la realidad sin ningún subterfugio o eufemismo, es decir, sin ninguna figura que la haga menos grave y terrible de lo que, muchas veces, es.
Y claro está que hay días luminosos y personas cuyas vidas son bendecidas con una paz casi permanente pero hay otros, que quizás sean legión, cuyos espíritus permanecen siempre convulsos y violentos, muchas veces, aun contra sí mismos y todos esos furores demoníacos los ha expresado Dostoievski como ningún otro escritor en los últimos ocho siglos desde Dante.
En todo caso, es tan colosal el maestro eslavo que hay quienes dicen que el primer contacto con su obra fue como si por primera vez hubieran visto el mar (cita de Borges según Pamuk) y ¿quién puede no sentirse enajenado luego de leer durante un día y una noche entera una novela suya?, muy pocos, sin duda, varios desalmados, supongo.
La prosa de Dostoievski es efectiva pese a no pocos baches y figuras acaso desordenadas por una traducción mediocre o, quizás, por el propio estilo del autor que fue objeto de críticas por estilistas de la onda de Nabokov, gran especialista en el lenguaje pero sin siquiera una cercanía con la convulsa prosa de quien interpretó más profundamente que ningún otro el concepto clásico que impresionó a todo aquel que se haya aproximado al país de la desmesura total y las estepas, el alma rusa y sus trémulos estremecimientos formidables. Esto lo hace estar más vivo que si solo se hubiera dedicado a exponer florituras y arpegios.
En fin, solo la evocación de varios títulos de sus vastas novelas pueden iluminar el oscuro fuego humanísimo en el que el maestro ruso obtuvo sus preseas más contundentes e inmortales y solo eso será suficiente para dar una idea de su importancia: Los Endemoniados, Crimen y Castigo, Humillados y Ofendidos, Noches Blancas, los Hermanos Karamazov... Compárese con cualquier escritor del momento y se obtendrá una constatación de cómo el mundo parece estar involucionando.
¡Larga vida, maestro!

09 de Febrero de 2021 -140 Aniversario del fallecimiento de Fiodor Dostoievski.
Percy Vilchez Salvatierra.
Publicado el 10 de Febrero de 2021.

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