Ganar "democráticamente" las elecciones. Sostener que el modelo político mexicano es el de una democracia con un partido hegemónico, pero democracia al fin y al cabo (hay elecciones, “respeto” al estado de derecho, etc.) Arrinconar a la oposición usando la fuerza pública y luego el sistema judicial.
Lo que sigue, lamentablemente, es el exilio y la diáspora. Ya conocemos el libreto, hasta para manejar estos procesos, los autoritarismos de izquierda siguen la misma técnica. Algunos se alinearán prostituyendo sus conciencias, otros mantendrán sus convicciones democráticas sin importar las consecuencias. Aparecerán los compañeros anónimos que dejarán a sus familias para sobrevivir en el exilio la persecución política.
Lo que ocurre con “Alito” Moreno, presidente del PRI es vergonzoso, disparatado y sumamente peligroso. Vergonzoso por el show mediático que armaron los "estrategas" de Morena, siendo la cara visible de este desmadre, la actual gobernadora de Campeche (parece más una suerte de Laura Bozzo mexicana, que dedica muchas horas al espectáculo y pocas a gobernar). Esta señora en las últimas semanas estuvo difundiendo audios sobre conversación anodinas (desde esta tribuna nos preguntamos: ¿quién le provee la tecnología para pinchar las comunicaciones?) de su eterno rival político en Campeche (“Alito”) para utilizarlas, muy llena de odio, desde el espacio público, atacando impunemente y banalizando la democrática rivalidad política para convertirla en un vil linchamiento mediático.
Por otro lado, es disparatado, ya que el ataque causa un efecto que pretende deslegitimar a Moreno, pero es un ataque que no se fundamenta en cuestiones firmes e indubitables de ilícitos o de actos en contra de la legalidad, sino en meros chismes que buscan distraer a la opinión pública sobre los verdaderos temas de la agenda política. La bajeza de los corruptos compinches de AMLO han terminado consolidado a Moreno como el líder de la oposición democrática.
Finalmente, es peligroso ya que AMLO, ante la imposibilidad de la reelección, buscar constituirse en un actor que maneje el estado detrás de bambalinas, colocando un presidente títere, que le garantizará impunidad e incluso la posibilidad de retornar al poder. Vamos por México tiene una oportunidad histórica de retomar la senda de la democracia y la institucionalidad ganando las próximas elecciones y sacando a López Obrador: uno de los últimos presidentes del siglo XXI con mentalidad política de inicios del siglo XX, un ignorante, un payaso, un seudo revolucionario que aún mira la realidad política como si continuara la guerra fría. Un fraude.