Punto de Encuentro

El mito de la independencia

Uno de los mitos más arraigados en la mentalidad peruana es el cuento de la independencia. Este catastrófico suceso que no solo significó la pérdida de un vasto territorio, sino la pérdida de una élite política y económica, es uno de los grandes mitos que debemos derribar. En el fondo, el plan era decapitar el virreinato del Perú y formar repúblicas ficticias para beneficio de Inglaterra. Precisamente, este plan fue diseñado por el General inglés, Thomas Maitland, después de que Inglaterra perdiera sus trece colonias de Norteamérica y con ellas, las materias primas que necesitaba, y estaba dirigido a conquistar nuevos territorios en el sur, desmembrando al virreinato del Perú que abarcaba casi toda Sudamérica. Esto, en buena cuenta, significó que las florecientes repúblicas no se independizaron de España, sino del Perú (Jaime de Althaus). Esto supuso la decapitación de la clase dirigente peruana criolla que perdió su fortuna y la des-peruanización de Sudamérica para dar paso a un escenario de pugnas y contiendas por la hegemonía regional y también a proyectos narcisistas y pequeñoimperialistas.

Luego de la tardía independencia peruana, el sabotaje a la incipiente industria peruana por parte de Inglaterra fue evidente y descarado. La temprana guerra del Pacífico no tuvo otro propósito que minar la moral nacional y dividir a la joven república entre intelectuales y políticos, entre obreros y empresarios, entre jóvenes y viejos, entre limeños y arequipeños, entre peruanos y chilenos, entre chilenos y bolivianos. ¿Acaso olvidaron estos países que todos beben de la misma matriz cultural que viene del Perú, incluso Argentina que nació como un corregimiento, una provincia o un partido? Lamentablemente este proceso de desperuanización ha dado sus frutos. 200 años después, tenemos un país lleno de peruanos acomplejados, con baja autoestima, que huyen tan pronto se avecina una crisis económica. Probablemente, somos la comunidad migrante más grande en EEUU y Europa. Ni siquiera la Venezuela post-apocalíptica de Maduro nos ha superado. Esto en vez de llenarnos de orgullo, debería avergonzarnos. ¿Por qué huir de un país magnifico? ¿Por qué no quedarnos a luchar como lo están haciendo millones de argentinos o chilenos? 
Pese al frustrado proyecto bolivariano narcisista- leninista de Hugo Chavez, de unir al continente entero en una suerte de “nueva corriente independentista neo soviética”, todavía están presentes y latentes estos sueños imperialistas en algunos países vecinos que hoy se debaten en una crisis económica. 
Frente al reacomodo político de las emergentes potencias como China e India, la Cancillería peruana debe tener un programa diplomático que tenga en cuenta estas consideraciones que no son mitos, ni leyendas contadas por la abuela, sino realidades.

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