Por Roberto Rendón Vásquez.
Nuestra nación tiene 84 de las 117 zonas de vida del planeta y 28 de los 32 climas del mundo, además de contar con unas 25,000 especies de flora, lo que representa el 10 por ciento de la diversidad existente en el mundo. Posee importantes riquezas naturales, entre otras, los productos agrícolas y los minerales. Explicando que, por ello, nuestros ancestros, contando desde los de las culturas pre incas, cultivaron nuestras tierras y lo hacían con excelencia para el sostenimiento de sus pueblos lo que ha sido estudiado por los arqueólogos. Los incas, respetando las costumbres de las culturas que unifico desarrollo también la agricultura aun en las montañas andinas, andenes que hasta hoy son admirables y continúan utilizándose. Nuestra producción nativa era tan importante que los conquistadores llevaros la papa, el maíz y otras especies a su país y Europa salvando de la hambruna a sus poblaciones. Luego desde la independencia hasta ahora tenemos en la agricultura un paulatino desarrollo. Su producción no solo satisface a nuestras poblaciones, sino que muchos productos son exportados, principalmente frutas.
Otra riqueza natural peruana son los minerales también aprovechados desde las culturas pre incas e incas, lo que es indiscutible. Las utilizaron en su vida. Ahora los podemos ver en museos. Los españoles se llevaron oro y plata de nuestros territorios para fungir de ricos en España y Europa, Siempre se ha explotado esta riqueza. En el siglo XX, con el actuar de empresas nacionales y extranjeras se ha incrementado notablemente la producción para exportarla. Nuestros valiosos yacimientos mineros son: cobre, oro, plata, plomo, zinc, estaño, tungsteno, carbón y fierro que se hallan en plena explotación y que generan una riqueza económica de ingresos en divisas al país. Los principales exportados son cobre, oro, zinc y hierro, que son el 54% de las exportaciones peruanas y el 87.1% de las exportaciones mineras. Es menester señalar que exportaciones mineras metálicas y no metálicas continúan en alza al alcanzar los US$ 3,193´000.000,oo en enero (2024) lo que significó un crecimiento de 13.3% respecto al mismo mes del 2023 (US$ 2,818´000.000,oo según informe del Ministerio de Energía y Minas (MINEM) (22/4/ 2024). La minería, como actividad importante para la economía peruana, fue del 16% de nuestro PBI. Cuenta con muchos miles de trabajadores con remuneraciones aceptables.
No puede dejar de señalarse que no obstante la importancia económica de la agricultura y la minería, ya desde el siglo XX han evidenciado problemas y hasta confrontaciones no solamente sociales sino políticas que generan “estancamientos” en la posibilidad de mayores inversiones (nacionales y extranjeras) para una mayor extracción de minerales que podrían (y se van) exportar.
Señalemos solamente dos casos virtualmente recientes. El de Conga en Cajamarca y el Tía María en Arequipa que, por f alta de comprensión, entendimiento y negaciones positivas han estancado la ejecución de ambos casos en los que han intervenido empresas extranjeras. Los agricultores exponen que la minería generará daños ambientales y la afectación a la agricultura perjudicando la producción agrícola de los agricultores que verán “dañadas” sus tierras, aguas, trabajo y economía. En suma, están “detenidos y/o paralizados” ambos proyectos. Igual hay en otros lugares del país.
En nuestra opinión, si bien es cierto que la extracción de minerales y sus procesamientos podría utilizar terrenos agrícolas, es posible que las empresas mineras puedan realizar varias acciones para evitar el perjuicio tanto de la agricultura como de los agricultores y criadores de ganado. Consideramos que debe establecerse el área necesaria para la explotación minera y si en esa área hay afectación a la agricultura, las mismas empresas pueden resolver el asunto con irrogaciones en lugares adecuados y que cuenten con las suficientes aguas. En caso de manantiales protegerlas adecuadamente y acequias canalizarlas.
Una de las formas es que el Estado permita que las empresas que desean invertir en minería, irriguen nuevas zonas y/o edifiquen andenes y estableciendo sistemas de regadío con aguas debidamente protegidas de probables contaminaciones de la producción minera. Los terrenos fruto de nuevas irrogaciones deberán adjudicarse – sin costo alguno – a los agricultores que puedan resultar dañados con las exportaciones mineras.
Es problema de encontrar soluciones positivas para los agricultores y mineros.