Han aparecido unas “encuestas” en los medios de comunicación peruanos. El tema es un “periódico de ayer”: el oligopolio mediático pretende orientar al elector lanzando nombres, faltando todavía un largo camino hacia el 2026. Estas “encuestas” no nos llevan a ninguna parte ¿Se acuerdan de que Yonhy Lescano, según las “encuestas” (2021), pasaba a la segunda vuelta y finalmente quedó en quinto lugar?.
Las “encuestas” son parte de un fenómeno epocal que tiene que ver con la cuantificación de la vida. Para evaluar un servicio, nos piden una encuesta. Para establecer la idoneidad de un docente, también nos piden una encuesta. Ver la vida solo mediante números y porcentajes es una salida para los mediocres que prefieren el dato duro para no pensar mucho y mostrar que son eficientes.
El mundo de la política esta en un proceso de reconfiguración. En Perú nuestras élites tienen una visión chata y provinciana respecto a lo que acontece en el mundo que les impide ver las interesantes oportunidades que se nos presentan. De seguir así, la historia nos arrollará.
Si me parece posible (y esto es episteme, conocimiento de los procesos políticos en perspectiva comparada) que, dadas las condiciones socioeconómicas, la crisis de la institucionalidad y la representación política, pueda aparecer (nuevamente) un outsider.
Un outsider populista, potencialmente de derechas luego de la experiencia Castillo, que enarbolando el discurso de la mano dura frente a la crisis de inseguridad que azota a empresarios (víctimas de extorsiones) y el ciudadano de a pie (que asume los daños colaterales de las malas políticas), rompa los precarios consensos existentes generando, en la mejor de sus versiones, nuevas reglas de juego político.
El lado B del Perú como “país exitoso” es un país inseguro, informal, en una permanente zozobra colectiva. Es posible que la población este más dispuesta a asumir riesgos que inclinada a contemporizar con quienes hoy gobiernan y sus aliados.
Me queda una duda, que la someto a la opinión de quienes nos leen: ¿Es posible que aparezca un outsider dentro de una estructura política tradicional? ¿Un Tony Blair peruano que modernice un Partido Aprista (PAP) como fuerza de izquierda democrática? Es paradigmático lo que ocurre en el PAP, ya que es un ejemplo de lo que ocurre en la mayoría de los partidos históricos: viejos líderes desisten jubilarse con el calor de las bases y el agradecimiento de la organización partidaria, dándoles el honorable lugar que merecen. Estos señeros dirigentes prefieren en modo henna o koleston, “seguir en vigencia” asumiendo que son predestinados, enormes estadistas frente a enanos políticos que no entienden nada, soberbios garantes de la democracia y sacando, además, algún redito mediante el control por terceras personas del Partido Aprista Peruano.
Los vientos de una renovación en las viejas estructuras partidarias son cada vez más fuertes y no podemos descartar que aparezca un outsider al estilo Blair o Thatcher (o lo que tenía que ser el nuevo liberalismo colombiano con Luis Carlos Galán, asesinado por el Cartel de Medellín, o Luis Donaldo Colosio en la recuperación revolucionaria de un PRI muy lejos de Dios pero demasiado cerca de Estados Unidos por las políticas neoliberales de Salinas de Gortari), cuya forma de hacer política no sea una prolongación de su personalidad (Trump, Milei). Un outsider que, siendo una nueva cara dentro de un partido con tradición democrática, pueda mejorar la situación de millones de peruanos con una agenda social que, hoy más que nunca, se vuelve urgente.