En los últimos años, Perú ha experimentado frecuentes crisis políticas, desde los gobiernos de Kuczynski, Vizcarra, Castillo hasta la actual presidenta Boluarte, con múltiples cambios gubernamentales en un corto período. Esta constante inestabilidad inevitablemente genera inquietudes en el exterior sobre si las sólidas relaciones bilaterales entre China y Perú podrían verse afectadas. Especialmente, algunas empresas privadas chinas que desean invertir en Perú sienten preocupación por los riesgos políticos.
Con más de dos décadas viviendo y observando en Perú, me propongo ofrecer un análisis sobre esta cuestión. Primero, es necesario reconocer que la sólida base económica y comercial de las relaciones chino-peruanas constituye un fuerte respaldo frente a las fluctuaciones políticas a corto plazo. Desde 2013, China se ha consolidado como el mayor socio comercial y principal mercado de exportación para Perú. El Tratado de Libre Comercio firmado entre ambos países en 2009 ha entrado en una fase de actualización, con múltiples acuerdos y cartas de intención firmadas. Perú exporta principalmente cobre, hierro y productos agropecuarios y pesqueros a China, mientras que China invierte significativamente en minería, energía e infraestructura en Perú. Esta sólida complementariedad económica asegura que las relaciones bilaterales no se debiliten fácilmente por cambios políticos.
En segundo lugar, históricamente, a pesar de la inestabilidad política, los diferentes gobiernos peruanos han mantenido una continuidad y pragmatismo notable en su política hacia China. Independientemente de si el gobierno es de izquierda o de derecha, todos enfrentan la necesidad de promover el crecimiento económico, crear empleos y mejorar la calidad de vida. Por tanto, ninguno puede ignorar la importancia del mercado y capital chino para la economía peruana. Aunque los cambios de gobierno pueden causar ajustes menores en ciertas políticas, no son capaces de alterar fundamentalmente el patrón de cooperación ya establecido.
Sin embargo, los riesgos a corto plazo derivados de la inestabilidad política no pueden pasarse por alto. Los frecuentes cambios gubernamentales suelen reducir la eficiencia administrativa y aumentar la incertidumbre en la ejecución de políticas. Algunos proyectos de inversión chinos pueden sufrir retrasos en la aprobación, cambios repentinos en las políticas o inestabilidad regulatoria. Además, la presencia ocasional de tendencias populistas y nacionalistas en relación con los recursos naturales podría aumentar la regulación y costos operativos para las empresas extranjeras.
Aun así, desde una perspectiva más amplia, la inestabilidad política en Perú tiene un impacto limitado en las relaciones bilaterales a largo plazo. Considerando el interés nacional peruano, ningún gobierno abandonaría fácilmente los beneficios económicos significativos derivados de la cooperación con China. A medida que la influencia estadounidense en América Latina disminuye, la estrategia regional de "mirar hacia el Este" se fortalece aún más. Perú, como país con alto grado de apertura económica en la región, difícilmente renunciaría voluntariamente a esta oportunidad estratégica.
Por supuesto, no se puede descartar completamente escenarios extremos. Una grave crisis constitucional o disturbios sociales generalizados, o políticas extremadamente adversas hacia la inversión extranjera, podrían poner en riesgo la cooperación chino-peruana. Sin embargo, actualmente, la probabilidad de tales escenarios es relativamente baja.
En conclusión, aunque la constante inestabilidad política en Perú genera incertidumbre temporal en las relaciones bilaterales, no afectará fundamentalmente la sólida base de cooperación a largo plazo entre China y Perú. La fuerte complementariedad económica, la continuidad pragmática de las políticas gubernamentales y la tendencia regional en América Latina hacia una cooperación más profunda con China aseguran la resiliencia y continuidad de esta relación. Para las empresas chinas interesadas en ingresar al mercado peruano, es clave reforzar la evaluación de riesgos, ampliar redes de contactos y comprender profundamente las regulaciones locales y la cultura política, adoptando estrategias flexibles y prudentes para promover una cooperación duradera con Perú.
Chengzun Pan