Hola, Francisco, ¿cuéntanos de qué trata esta tu treintaiunava novela y una de las más ambiciosas en extensión y propuesta?
El alma de los muertos es una ficción histórica, que podemos situar en lo real-maravilloso. Nos cuenta el devenir de un paisito imaginario en el continente americano, aunque la historia comienza en España cuando un noble recibe a un soldado llegado del Perú, en su castillo, y adquiere un par de ídolos de barro, hecho mínimo que a la postre lanzará una especie de maldición sobre su descendencia. Uno de ellos, un virrey recién nombrado para ejercer su cargo en el Perú. El barco que lo transporta es atacado por una extraña peste, relacionada con la aparición de un enorme calamar azul que flota al costado de la embarcación. Presas de un extraño encantamiento van cayendo uno a uno, enfermos.
Sé que exploras otros géneros como el terror, lo gótico, la ciencia ficción y te apasionan temas como el ocultismo, los mitos, las religiones orientales, por lo que veo todo ello aparece en esta ambiciosa obra.
Así es, busco no limitar la imaginación a historias apocadas, de cierta manera huérfanas, en las que los protagonistas son arquetipos. Novelas sin “sangre”. Aquí los personajes son personas, con todas las incongruencias que eso conlleva, no son seres unidimensionales. Como te contaba, desembarcan, guiados por el virrey, en una tierra situada en un extremo de América del Sur, que luego descubren pertenece al virreinato del Perú y se van quedando, seducidos por los encantos del lugar.
Situación, por lo que veo, que evoca un proceso histórico similar al que sucedió aquí. Es decir, un descubrimiento y conquista…
Claro, esa es la idea, efectuar una deconstrucción, en lo posible, de la historia del Perú, pero en clave de novela. Recalquemos que se trata de un país inventado. Vemos, después de una etapa de trato cordial con los naturales, la decepción, las guerras y el establecimiento de un nuevo gobierno. Incluso, con el paso del tiempo, el paisito que carece de nombre, entra en guerra con el virreinato del Perú y consigue su independencia. Se inicia de este modo un gobierno de dictadores, elegidos todos ellos, casi todos al final, entre la clase terrateniente, los llamados Coroneles. Así con mayúsculas lo pongo.
Veo que apuestas por una novela TOTAL, un atrevimiento que vale la pena aplaudir, pues como conversábamos, la literatura peruana última adolece de grandeza, de la intención de lograr una obra monumental. Podemos hablar sobre la ausencia de AMBICIÓN que no es culpa de los autores, no del todo, sino de la ausencia, la ORFANDAD de las grandes ideas.
Gracias, eso es lo que busco, una obra total que funcione como un espejo, además, de los males fundacionales del Perú. Y como te comentaba me importan tanto la forma como el fondo. El libro contiene técnicas literarias diversas como el monólogo interior, la intertextualidad, monólogo y diálogo indirecto libre, diálogo coral, etc. Es decir, se trata de una obra lograda y con ricos personajes como las que NO se escriben en el Perú desde hace mucho, te lo digo sin ninguna falsa modestia. Este es un libro mágico, metafísico, de aventuras, erótico, donde están presentes las tradiciones orales de las tres regiones del Perú.
Quiero destacar que utilizas un lenguaje simbólico, para los que entendemos de eso, con muchas figuras, como en el capítulo, que me llamó la atención, sobre la muerte del padre Arístides Visitación Urraca y cito: “A través de dos columnas, una de oro y la otra de plata, accedió a un corredor sinuoso de superficie cavernosa como varias S conectadas. Unía once habitaciones entre simples y dobles. La textura le recordó a la piel de un sapo. Vio dibujos en altorrelieve de monstruos que se devoraban unos a otros vomitándose para volver a devorarse”.
La obra da para muchísimas lecturas, tiene bastante de lenguaje simbólico y además tradiciones de las tres regiones del Perú. La ambición de “El alma de los muertos” es FORJAR LA NUEVA LITERATURA REGIO-UNIVERSAL del Perú, es decir marcar una nueva senda tomando elementos de las mal llamadas literaturas regionales, aplicando lo GLOCAL. Es decir, las técnicas globales a lo local, al color y sabor propio, incluso a nivel de uso de lenguajes como el quechua, que tiene nuestro país.
¿Qué me puedes decir del final del libro, sin spoilear al lector, al futuro lector?
El fin del país se inicia con la lluvia, luego de años de sequía. Después se rebalsa un río y el mar. El lenguaje, en su materialidad, trata de mostrar eso. Sin puntos, pura coma y punto y coma, como en un FLUJO DE CONCIENCIA, aunque no lo es. Aquí se puede hablar, además, del símbolo arquetípico del agua. Como renacer, redención, limpieza, purificación. Las teorías de Bachelard en El agua y los sueños… etc.
La novela tiene personajes sumamente simpáticos y recordables. ¿Tú como autor cuáles me podrías mencionar como tus favoritos?
Bueno, entre la gran cantidad de ellos, te diría que me quedo con El Tío, que es el diablo, que toma elementos de lo gauchesco, piccha hija de coca en cráneos humanos con cal y gobierna desde el Asnaq Toqo, palabra quechua de dos sentidos, que puede ser traducida como el “Hueco apestoso” y se relaciona con una leyenda de Abancay que me contó mi amigo Jorge Ochoa. El Tío es un personaje súper complejo, pues a ojos de muchos resulta más noble y justo que los coroneles. Muchos de ellos incestuosos y monstruosos.
Otro personaje es el padre Arístides Visitación Urraca, un cura soberbio y egocéntrico que llega a vivir tanto que pierde la cuenta. Puede ser tomado como la representación de la pervivencia de la iglesia católica o la fe cristiana en un mundo que se va derrumbando físico y moralmente. Otros serían varios de los coroneles, bandoleros famosos como Leng Fao el hombre saltamontes, etc.
Gracias, Francisco y saludamos la aparición de esta tu nueva obra.
Gracias.