El video del asesinato de un chofer de bus se viralizó esta última semana, enardeció a todo el mundo debido a la frialdad inhumana del homicida menor de edad y acusó el alto índice de inseguridad que afronta Ecuador y toda la región.
Todo esto lleva el debate público sobre cómo frenar a la delincuencia, el ominoso extremo de la responsabilidad penal de los infractores menores de edad, pues dicha concepción política criminal asentada sobre una suerte de "mala conciencia" social pretendió ver en las acciones delictivas de los menores a un error de la propia sociedad que, al reducir la gravedad de las acciones en cuestión, asumía parte de la culpa, pero, dicha concepción, a estas alturas, se ha constituido en un exceso que debe aniquilarse en casos tan graves como el que criticamos.
Tan infame es esta práctica que las bandas de delincuentes desde hace años y conscientes de la blandura de la norma, promueven a sicarios adolescentes, pues saben que se verán beneficiados por el sistema e incluso hay familias que desde la cuna incitan estas despreciables formas de vvir.
¿Acaso los terroristas no profesaban, también, la instrucción armada de niños? Sí, sin duda, utilizar a menores como sicarios es una forma de terrorismo y así debe ser establecido.
En este sentido, el tiempo de la atenuación de los delitos cometidos por menores ha llegado a su fin, pues su puesta en práctica, acaso bien orientada por una suerte de reparación social respecto del abandono y descarrio de los infractores, degeneró en un marco de impunidad aprovechado por todo tipo de delincuentes que han propiciado al sicariato como un modo de emprendimiento, incluso familiar.
La única manera de exterminar esta impunidad es eliminando los beneficios que las normas del presente confieren a los delincuentes juveniles que deberán afrontar todo el peso de le ley como si fueran adultos sin ningún tipo de clemencia ni piedad.
Los marcos de protección al menor infractor pueden darse y mantenerse en delitos de orden menor, nunca en delitos que impliquen daños al cuerpo y la salud de modo deliberado.
Es positivo enfrentar la realidad con todo y no solo con perspectivas teóricas débiles que son aprovechadas por los desalmados que ultiman a sus semejantes sin tener en consideración el valor ni el aprecio que se debe a cada ser humano.
Toda ley responde a una coyuntura y no puede desvincularse de la circunstancia política que la genera. Así cuando la realidad impone que haya una variación, se modifica la ley y punto.