Punto de Encuentro

Camino al desorden político

Por Roberto Rendón Vásquez

Persiste la anarquía política que genera un provenir incierto en el país. Pareciera que muchos ansían llegar al Congreso o “estar junto” al electo Presidente de la República, para obtener “alguito”. Cada vez se está incrementando la improvisación política y carencia de conciencia y capacidad gubernamental, así como la responsabilidad para afrontar las necesidades y resolver problemas nacionales. No es nuevo; en los últimos lustros nos han gobernado desde el Poder Ejecutivo y el Legislativo “electos políticos” que van dejando huella o que van evidenciando incapacidad para resolver los problemas nacionales y algunos a quienes se les considera que han llegado a la corrupción. En cada elección se han incrementado los candidatos.

Un gobernante debidamente capacitado y correcto es el que establece el orden y que con transparencia y responsabilidad promueve el bien común y la participación y la armonización de la ciudadanía para que con responsabilidad contribuyan a vencer las necesidades de la población. El gobernante promueve proyectos para desarrollar el país y resolver las necesidades de cada lugar o grupo humano. Considerando que el/los electo/s por sufragio nacional gobiernan el país y representan a todos, debe evidenciar capacidad y comprensión promoviendo el bien común. Los políticos gobernantes (del Ejecutivo y Legislativo) evidencian su capacidad en sus actos diarios.

Aspirar a ser electos para los Poderes Legislativo o Ejecutivo debe evidenciar tener la eficiente capacidad para gobernar. Todos los ciudadanos tienen derecho a ser candidatos. Esto no se discute.

La ciudadanía ha experimentado que “electos”, al término de su mandato han sido severamente cuestionados con investigaciones fiscales y procesos penales. Reiteramos, en los recientes lustros los candidatos han sido “muchos” y los “electos” han decepcionado. Esto está determinando que la población en general, estando a la carencia de idóneas organizaciones políticas con basamentos doctrinarios, políticos, sociales, económicos hasta ideológicos vea con grave preocupación que para las elecciones generales de abril del 2026 haya 43 partidos que están en carrera electoral sin demostrar capacidad política, social y legal para gobernar y resolver los graves problemas que están agobiando a la población de todo el país.

Según informaciones del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) al 13/04/2026  que venció el plazo para el registro de partidos políticos – hay 43 “organizaciones” registradas y aptas para participar en las próximas elecciones generales. Esto es, que podría haber (salvo que haya alianzas electorales) 7.740 candidatos a diputados y 2.560 para senadores; total 10.320 candidatos para el Poder Legislativo y más 43 a la Presidencia serán 10.353 “políticos” que aspiran a ser electos.

Habrá problemas. Para empezar ¿cómo serán las propagadas, “movilizaciones” y “manifestaciones” de cada “partido” en las ciudades, a nivel departamental y nacional? ¿Qué ofrecerán? ¿Cómo serán los actos de votación? Luego, obviamente, se espera que haya “segunda vuelta” para elegir al Presidente: ¿A quién se elegirá? Otra vez, ¿al menor malo? En el Congreso ¿Cuantas bancadas habrá? ¿Cuántos electos “renunciaran” a sus bancadas para formar una nueva o para ir a “otra”? Con la actual experiencia, el electo Presidente de la República y sus ministros de estado, ¿serán confrontados en el Congreso y hasta podrían ser objeto de censuras?

Considerando los graves actuales problemas de las regiones y del país, ¿habrá comprensión entre los electos para solucionarlos? ¿podría ser posible que se atraiga a empresarios inversionistas para que exploten nuestras riquezas naturales y agregándoles valor en centros de producción para destinarnos a los mercados nacionales e internacionales, ¿Se constituirán nuevos centros productivos? Si los hubiera más centros de producción, se requerirá de cada vez más trabajadores con remuneraciones dignas que les permita satisfacer con dignidad a la familia y combatir la pobreza. La economía estatal se fortificará.

Lo más importante es que haya estabilidades permanentes en lo político, económico, social, garantizando eficientes servicios productivos, de salud, educación, transportes, cultura, comercio nacional e internacional, infraestructura en las regiones y a nivel nacional, seguridad de la población (combate eficiente y permanentemente a delincuencia – aun en la actividad pública ). No ignorar que desde hace algún tiempo los inversionistas nacionales y más aún, extranjeros, evitan invertir capitales en el Perú debido a que no se evidencia confianza y estabilidad política y social permanentemente.

¡Aun es hora que los aspirantes a políticos y a gobernantes recapaciten! ¡Si trabajan, podrían alcanzar éxitos!

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